"LA PUERTA
AL DESEO"
ADÁN MAIMAE HERRERA.
La
puerta al deseo
He navegado por la comisura de tu cuerpo, llegando a
ser parte de un encuentro furtivo y coloquial, donde la consistencia de las
ansias de amar brota en los poros de nuestros cuerpos dejando amotinado un leve
presentimiento a un descalabro de pasión, que se irán plasmando en cada espasmo
cuando nuestros cuerpos se deslicen por el deambular de pasiones y lujuria, de
fondo nos acompañara una leve melodía cómplice del momento culmine de aquel
encuentro donde el desorden de hormonas viajaran como un torrente río por
nuestras venas, atrapando cada célula de nuestras mentes, que aunaran nuestro
pensar hasta llegar al clímax de la coexistencia breve de una noche de placer.
Amante furtiva, que te entregas por un amor que nunca
debiste dejar que entrara en tu alma, deberás con el tiempo comprender que eres
lo prohibido que solo en el silencio se ilumina tu corazón. Aun sabiendo que tarde
o temprano la felicidad te será negada, solo tu tienes la fuerza para llegar a
ser plena en el apareamiento inmortal del amor…
Solo tú eres la que está llena de enzimas que produce
que la dopamina sea como una llamarada de fuego bajo el estímulo de un ritual pecaminoso
provocado por las testosteronas que van evolucionando en tu ser. Pero la
candidez de tu cuerpo me va llegando a cada espacio de mi ser, que hace que la reacción
sea un manantial de explosiones sobre aquel amante furtivo que hoy te lleva a
la gloria, dejando de lado lo que en casa espera paciente por las migajas de
amor que tú le das. Cuán difícil es poder con llevar dos vida diferente, una es
calmada y pausada la otra es un volcán en erupción cargada de energía, que en
cada beso hace renacer en ti el verdadero amor, es la súplica de tu cuerpo, que
implora y hace que lo prohibido sea el lumbre a punto de encender.
Cuando ya aparcado en un cuarto de un motel… Nos
quedamos petrificado como si nos fuéramos desnudando con la mirada, mis manos
acarician tus cabellos, mis labios recorren suave cada poro de tu cuello,
tiemblas y siento tus palpitaciones aceleradas, nuestros labios se encuentran y
hurguetean hasta arrancar un gemido de placer… Nos interrumpen, tocan a la
puerta y por una ventanilla chiquita nos alcanzan dos tragos y una boleta, hay
que pagar, “Uff siempre llegan en mal momento”. El conserje espera y en su
pensamiento estará dibujando la escena que hay dentro de la sala, a cuantos
amantes habrá visto llegar y luego lo vera en la calle y agachara la vista y hará
una mueca como si fuera una leve sonrisa. Temblorosa mis manos dejan caer sobre
la cajita, el dinero del costo de la habitación, para hacer aún más larga la
espera suena el teléfono, levanto el auricular, nos daban la bienvenida y que
disfrutemos del yacusi y la televisión o bien podíamos encender la radio, con
tanto dime y direte se me estaba enfriando la cena, para que cresta tanta
indicaciones, faltaba que me dijeran como tenía que poner a mi pareja, para que
salga todo bien. En que estábamos mi amor uf, hasta perdí la sensibilidad, la
mire, ella estaba sentada sobre la cama fumando un cigarrillo y bebiendo un
sorbo de ron, la blusa a medio desabrochar dejaba ver parte de su anatomía y la
muy descarada dejo caer un poco de ron que se fue introduciendo por en medio de
esas dos montañas, que hacían más candente mi pensar me acerque muy lentamente
como dibujando un baile sensual, ella miraba extasiada como de mis manos iban
desapareciendo mis prenda de vestir, a dorso desnudo me acerque a ella y la
abrase con mucha calma y delicadeza, mis labios terminaron de quitar los últimos
botones de la blusa, aun se podía oler el ron que ella dejo caer sobre esas dos
hermosas montañas, comenzamos a jugar, ella quería quitarme los pantalones ¡No
tan de prisa! Exclame todo a su tiempo, tendido sobre la cama, los dos ya desnudos, encendí la radio y una
suave melodía se dejaba escuchar, especial para el momento, ¡Mi amor vamos al yacusi!
Exclame, nos metimos dentro y dejamos que el agua fuera cayendo, mientras nos abrazábamos
y nos besamos con una sensualidad que ni yo mismo conocía, todo fue hermoso,
recostado en la cama, abrazados acariciándonos con ganas de volver al yacusi, pero
ya se nos hacía tarde a ella la esperaban a mí también, sigilosamente salimos
ella subía al coche mientras yo habría la puerta que ocultaba nuestro
encuentro, salimos la deje como a dos cuadra de su casa, ella se veía radiante
un beso cello nuestro encuentro y un te llamo…
II
Amantes
Habremos conseguidos la felicidad absoluta, de una
forma irracional en donde nuestros cuerpos fueron el puente que nos llevo a la
gloria… Tímida, casi inocente, te fuiste despojando de cada broche de tu
corpiño, quedando al descubierto cada rincón de vuestra poesía hecha mujer y yo
tembloroso como cual saeta fui escudriñando paso a paso el paisaje de tu piel…
De pronto nos vimos desnudos en un paraíso de júbilo transformado en placer,
como una serpiente nos fuimos arrullando y dejando huellas por cada lugar de la
habitación donde nuestros cuerpos se posaron…
Amanecía y la
sed de seguirnos amando, fue abriendo el umbral del deseo carnal y pecaminoso,
que hasta nuestros labios ardían como lava de un volcán en erupción, volvían a
encontrarse nuestros cuerpos sobre la alfombra de aquella habitación de aquel
motel que se encontraba alejado de la gran ciudad para no despertar sospecha de
dos amante que robándole un trozo al destino buscan un sentido a la vida… Y
solo deshojando los deseos del amor era disfrutar la paz y la libertad a este
deseo de amar, aquella noche nos llevamos a la luna donde el destello de
nuestros cuerpos se convertía en un átomo dejando esparcido por el universo los
espasmos que emergían de nuestros labios confundidos con el dulce placer que
nos entregaban nuestros cuerpos desnudos y sudoroso…
Recostada
sobre mis brazos, mis labios acariciaban tu piel… Susurre a tus oídos que te
amaba, que no había tiempo, que esta seria una despedida temporal, vi caer una
lagrima por tus mejillas, con mis labios te la seque de los míos otra lagrima
rodó en tus labios mis lagrimas se consumió, mis manos acaricio el valle húmedo
de tu piel, mientras tu hurgueteada cada trozo de mi piel…Enfurecida como el
mar golpeabas sobre mi costas, que lanzando grandes estruendos me hacías alzar
el vuelo, tu besabas la tierra yo miraba el cielo, tu cuerpo una marejada que
no deseaba llegar a puerto…
¡Ay mi amor! Cuanta pena me carga el alma, de solo
pensarte que ya no te veré hasta el próximo verano. La angustia se apodero de
ella en aquel momento, todo era silencio y en mi sien navegaba aun los recuerdo
de aquel motel que fue nuestra casa por mucho tiempo. Ella no lo olvidara de
eso estoy cierto, porque nuestros furtivos encuentros fueron magia, que
llenaron cada momento y espacio de nuestras almas. Yo la ame ella me amaba fuimos
dos puntos neurálgicos que se encontraron en un divagar del camino he hicieron
del amor prohibido el sístole de su diario vivir.
III
El
silencio.
La tarde
emprendía su llegada, palidecía tu cara, mi cuerpo solía temblar.
El silencio entre tu y yo se apoderaba, solo el eco
del mar resplandecía en tu cara, dejando una huella de hembra desdichada. Tal
vez este silencio que hoy nos lleva a quitarle segundo al tiempo va depurando
mi marcha, que hoy emprendo con el alma herida y con incertidumbre en el
mañana.
Mujer… ¡Calla! Deja que mis labios surquen la franja
de tu montaña y me lleve a volar como aquel ave solitaria y duerma en la cima
de tu piel dorada.
El silencio es la suave incertidumbre que brota en
nuestros pensamientos dejando aquel adiós que hoy es tan nuestro, dejando en un abanico de esperanza por si a caso en el
camino nos volvemos a cruzar, y siga viva la llama que un día nos llevo al
dulce pecado de amar.
Callare este amor, que nació en lo oculto de una noche
de bohemia y copas transitando al limite
del desquicio en muchas noches de pasión, donde aquel cuarto del motel se
convirtió en un paraíso de pecado, aun sabiendo que lo nuestro no tendría
perdón… Recuerdo, acariciaba tu cuerpo y era tan nuestro el amor, que muchas
veces en una noche llegamos al cielo, esparciendo destello de fuego, templando
al viento he intimidando al sol. Éramos un todo, en un solo cuerpo.
Silencio al amor, porque el amor se quedara en nosotros
por siempre y te llevare prendida en la sabana de mi alma, en la voz que calla
y en este caminar lerdo que hoy en mis pasos brotan, como cual quimera llegara
a mi la imagen de tu sombra. Y no olvides mi amor, que mi corazón solo te ama y
no te nombra, nuestro silencio será compartido, tu callaras, solo recuerdo de
mi tendrás… Como aquel paraíso que en muchas noches nos vimos enfrentados como
Eva y Adán comiendo de la fruta prohibida aun sabiendo que lo pecaminoso es la
insidia de muchos que no saben lo que es la verdadera forma de amar… ¡El silencio será tuyo y mío, solo por
nuestro amor! Y aquel hombre bonachón que se desvive por ti, seguirá pregonando
en su andar lo maravillosa que eres, pero él no sabe lo dulce y fogosa que
eres. Porque no ha encontrado el punto, donde tu cuerpo se convulsiona al amar,
pero esto se quedara en nuestro silencio y en aquel motel en donde fuimos tan
nuestro. Calla no digas nada, deja secar esas lágrimas, que mi partida se haga
infinita en tu mirada, que yo llevare tu recuerdo por donde quiera que vaya,
este amor clandestino fue como un cometa que solo se ve cada setenta y cuatro años.
IV
El
llanto
Lloraban tus ojos gotas de rocíos, el te buscaba, tu
seguías al lado mío, el amor brillaba en cada espacio de nuestro ser, pero a el
no lo quería perder.
Era tu cable a tierra y yo el hombre que te hacia
enloquecer, el amor te volcaba en la profundidad de tu esencia de mujer, solo
yo era capaz de trasladarte a ese instinto donde emergía en jubilo y placer.
Llorabas… ¡Lo
recuerdo! Y era un llanto lastimero que envolvía la flor y la sabia de un te
amo, de un, no te vallas, déjame beber el néctar de tus secretos. Para llevar
en mis labios el sabor de tus besos y el dulce aromar de tu cuerpo. No te
vallas me suplicabas llorando, mas yo, tenia que dejar aquella habitación en
donde fue nuestra la noche, en donde bebimos desnudo cada pedazo de nuestro
amor…
Avanzaba la mañana, desnudos los dos, aun recostado
sobre la cama, contemplábamos cada jirón que nacía de nuestra alma, dejando ver
nuestros deseos que aun ardía en llama. Mis labios bebieron tus lágrimas que
sutilmente se deslizaban sobre tu cara y con ellas dibuje tu llanto de mujer
enamorada y sin perjuicio del destino volví a sumergirme en el mar de tus
miradas.
Ven mi amor… Dame el refugio y la dulzura que
enciendes en mí, cuando la espiga del amanecer comienza a dar sus frutos. No
quiero que mi partida sea la partícula que hagan florecer tu llanto, eres
hermosa y mereces un amor que vaya floreciendo en el día, juntos de la mano
robándole tiempo al tiempo disfrutando a la par de aquella alegría. En cambio
yo. ¿Qué puedo darte? Solo noches a escondidas como dos locos amantes que
desnudos matan las estrellas para luego resucitarle.
Tu llanto se quedará en mi, como aquel ultimo gemido
de placer, cuando desnudos descubrimos uno al otro cada rincón de nuestra piel…
No puedo negar que te ame y que aun sigas caminando en el interior de mi alma,
como cual río que se deja correr en verano esperando el invierno… No lloraras
en mi despedida porque solo será un adiós y no un hasta siempre. Porque se que
aunque no lo queramos en cualquier momento volveremos a disfrutar de la gloria
que solo tu y yo sabemos que lo nuestro no se ira con la muerte… Por eso te
digo amor no llores.
V
Sufrimiento
Lleva la gloria de canto de alegría, en noche de
tormenta y dolor, mas fuiste feliz en la cama de aquel que dijo amarte con todo
su corazón… Os prometió volver, para comenzar a caminar un nuevo sendero, más
tu sabes bien, que aquella promesa será tu sufrimiento. Beberás la miel de su
cuerpo, que en llama te ha mantenido, aun olvidando tus sufrimientos, dejaras
que copule de nuevo en tu nido… Te prometiste y
juraste no volver a verle, pero el deseo carnal es más fuerte que vuestro
propio sentimiento que os profesáis… Por vuestra convicción que me confesáis no
creo que seáis lo suficientemente fuerte y te dejaras caer de nuevo a los pies
de aquel amado que os decís que ya has olvidado.
Es la tentación y el deseo que te impulsa a volver, más
tu amado esposo, hombre bonachón y apacible, “Que ha hecho de tus ojos y tu
cuerpo, el amor más dulce y fugas que el haya tenido en su existencia”…
No pregunta cuando no te ve en casa, ni juzga tus
salidas y tardanza, ni recrimina por las noches tu cansancio y tus dolores de
cabeza por la cual solo deseas dormir… Por las noches das vuelta y vuelta buscándole
un sentido a ese amor prohibido y pagano, que te ha llevado a la cúspide en
momentos de placer, dice amarle, pero os pregunto: ¿Porque no te marcháis con él?
Y deja que aquel dolor que hoy te lleva al camino de la locura se convierta en
vuestra felicidad… Y así dejas de atormentar a aquel hombre que muere por ti,
que muchas veces a llorado en silencio al saberse no correspondido.
En tus sueños luchas contra el bien y el mal, nada es
perpetuo si hasta el amor muere y la felicidad se convierte en tristeza y
locura, es la lucha que llevas en tu alma y en tu diario vivir. Te has
preguntado ¿Porque, aquel señor de las caricias dulce y de la mirada sensual,
que te ha llevado a la lujuria se le ha hecho tarde para volver?
Tal vez el amor por ti ya se le murió y aquel deseo
que le llevaba a saciar sus instintos más bajo de un ser, que no siente amor
solo busca en ti, la fórmula de apagar aquel deseo irracional que lleva en lo más
recóndito de su alma, ya se le apago y no existe nada en ti que el ya no haya
descubierto o que tú le hayas dejado conocer, porque tú en tu loco amar entregaste
hasta el último bastión de amor que habitaba en ti, sin pensar que nada es
eterno, que los amores furtivos mueren al florecer la aurora.
Hoy llevas una pena, por la calle baila y llora, por aquel
amor que difumino toda la fe y la esperanza que guardaba en lo que abarca alma
y corazón.
Todo término, hasta aquel hombre bonachón, una noche
de tristeza partió para nunca más volver, tú le lloraste ¡No sé! Si fue por
arrepentimiento o por amor, o ese sentido de culpa que te martirizaba en el coexistir
diario, mientras gozaba del amante, mientras aquel hombre bonachón dejaba sus
entrañas trabajando para darte lo mejor de él, quise darte un nombre y no lo encontré,
ramera no pudo ser, porque sería ofender a estas mujeres que todos sabemos que
por dinero entregan parte de su cuerpo, no mereces llevar ese epíteto, la
verdad no he encontrado ninguno… Tal vez hoy tu calvario estés pagando, o sea
el pago por un amor loco y desmesurado que te llevo a la cima más alta de la
cumbre, pero que bajaste tan rápido como subiste. Ahora ve y camina, habla de él,
búscale y dile que aún le sigues amando, que aun te excita con solo pensarle, a
ver si hoy que estas solas, que perdiste el encanto, porque te dejaste vencer,
tal vez hoy ya cumpliste y todo en ti esta vencido y aquel hombre encontró un
nuevo amor, más joven, más sensual. En cambio tu que le puedes ofrecer hoy,
nada verdad, unos años de más, una piel arrugada, con más canas y una soledad
que te ha ido consumiendo.
Pero no sabe aquel señor que los años en una mujer, es
la virtud plena y la belleza más pura y grande que pueda existir en un ser
humano, levanta esa mirada, que no te mate tu sufrimiento, que los años en una
mujer, es un paraíso sin explorar, tal vez cortaron las flores cuando aun florecía
pero ese señor se olvidó que aun te queda la sabia y esa es la mejor parte de
la vida.
No sufras que él ya está terminando su momento y
pronto lo veras caído como cual árbol viejo, que no dará ni una rama porque no podrá
sostenerse ante el viento y así cada día ira decayendo, en cambio tú, volverás
amar y a entregar las sabias aunque ya estés finalizando tu invierno.
Fin
ISBN 856-84-1964-8
Amigo te estoy leyendo es un poco largo por eso lo dividiré en varias partes pero me ha gustado mucho lo que he leído.
ResponderEliminarAbrazos y feliz fin de semana.
Gracias amiga es una mini novela abrazos y buen fin de semana, el final es bueno...
ResponderEliminarSublime
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